domingo, 15 de febrero de 2009

Fin

Llegó la hora de la despedida. Esta será mi última entrada. Mañana devolveré la llave a Annick, y tomaré con mi hermano el taxi para el aeropuerto. Vuelvo más cargada de lo que vine, no a causa de los apuntes, precisamente, si no de la tonelada de libros que me he comprado. Paris es así, es difícil resistirse a sus librerías, ya lleven la etiqueta amarilla o la negra, o ninguna.

Quisiera evitar escribir una última entrada demasiado sentimental, así que no me dejaré llevar por las ideas que me vienen a la mente ahora mismo.

Ha sido genial, el lugar perfecto en el momento justo.
Sentirme como en casa en este barrio del Louvre, en esta antigua Lutecia... pasear por sus boulevards sin la presión de tener apenas tiempo para visitar los monumentos más emblemáticos, pues formaban parte de mi recorrido diario...

He vivido la ciudad, y esto es, sin duda, lo mejor que puedo decir.
La aventura de Paris ha terminado. No sé dónde estaré el año próximo, y todavía tardaré meses en saberlo. Pero no me importa, la vida no sería tan interesante sin una pequeña dosis de sorpresa, de incertidumbre. Como el Sena, girando hacia el Sur en la Isla de los Cisnes; para saber dónde va a parar, sólo hay que continuar hacia adelante, siguiendo la línea de la orilla.




A BIEN TÔT!

2 comentarios:

Maria Luisa dijo...

Te esperamos "como agua de mayo" aunque regreses en febrero... A bien tót!!

Maria Luisa dijo...

Ya llegaste!! María no has hecho más que empezar así que a partir de ahora continúa hacia adelante siguiendo la línea que llegarás muy lejos.