Esta entrada se publica con evidente retraso.Ya no es noticia el que hace una semana que mi familia viniera a visitarme. Pero no por eso voy a dejar de hacer una referencia a los cuatro días tan divertidos que pasamos juntos. Con ellos volvió también la lluvia, así que guardo un recuerdo más bien mojado de nuestros paseos, repartiéndonos bajo los paraguas, el Sena cubierto por una ligera neblina.
Después de la alegría del reencuentro, en el Puente de Alejandro, (besitos, abrazos, nombrecitos cariñosos que me da mi madre y que no voy a repetir aquí,ejem), empezó nuestro recorrido por París. Queríamos verlo todo, cada día estaba cuidadosamente planeado para poder aprovechar cada minuto. Mi madre recordaba muy bien su primera visita hace años, con mis abuelos, y ante la oportunidad de estar ahora los cinco reunidos aquí, se sentía pletórica. Laura, por su parte, no tardó nada en comprarse una boina negra, para introducirse completamente en el ambiente parisino.
Lo primero que hice después de almorzar juntos en un restaurante recomendado por mis tíos, fue enseñarles mi casa, por si todavía quedaba alguna duda de que no estábamos instalados con las maletas y el piano debajo del Pont Neuf. Menos mal que hicieron la vista gorda al hecho de que el piso estuviera patas arriba, ¡pero es que a estas alturas los obreros no se han presentado todavía!
La verdad es que se me hacía extraño que estuvieran los cuatro en un hotel en Les Invalides (es decir, a media hora andando) mientras yo, al despedirme de ellos cada noche, me venía a dormir cómodamente a casa. Por la mañana solíamos quedar a una hora concreta bajo mi portal pero al final siempre se retrasaban, porque los muy aventureros se metían en el metro y acababan dando unos rodeos por las líneas del inframundo para luego salir a la calle por el lado contrario de donde habíamos quedado. Por una parte me preocupaba que anduvieran por ahí solos, (menos mal que mi hermana, más avispada, estaba siempre al frente de la expedición), pero por otra , era también un alivio, porque así quedaba confirmado a quién he salido yo, tan despistada...;). Vamos, que lo mío no sólo es genético, sino además totalmente incurable.
Estas son algunas de las fotos. Como siempre, una imagen vale más que mil palabras.

El viernes por la mañana visitamos la Opera. Nos quedamos maravillados al conocerla por dentro, sobretodo porque teníamos en la mente las imágenes de la película "El fantasma de la Opera". De vez en cuando Laura y yo tararéabamos por lo bajito las canciones. Vimos el Palco número 5, reservado al fantasma para que viera las representaciones. (Qué le vamos a hacer, somos unas frikis sin remedio). En la segunda foto estamos en la famosa escalera en la que se representa el Baile de Máscaras. También vimos la Biblioteca y los palcos. En uno de los sótanos se exponían los "tutús", en particular el del Lago de los Cisnes que utilizó la Pavlova.
Ese día tuve que ir a clase por la tarde, porque además me tocaba presentar un trabajo en grupo. Así que mientras tanto ellos dieron un paseo por el Boulevard Saint-Germain y llegaron hasta la Sorbona. Laura pudo incluso ver el edificio de la Facultad de Medicina. Después de mi clase, fuimos a visitar el Louvre. Sólo nos dio tiempo a visitar las obras de arte más emblemáticas, lo cual por un lado fue una pena, pero por otro estábamos bastante cansados, y como ya se sabe, el Louvre hay que visitarlo en minidosis para poder disfrutarlo de verdad.
El sábado Manu (alias "frikináutico") y mi padre organizaron un "plan de chicos": fueron al Museo del Aire, mientras mi madre, Laura y yo nos fuimos apasear por los Campos Elíseos- y de camino vimos la Madeleine- y luego a descansar un rato al Café de la Paix. Esa noche fuimos a otra de las citas ineludibles: Notre Dame. Aunque hubiera sido mejor entrar de día para poder apreciar los fantásticos colores de las vidrieras. Terminamos dando un paseo por la calle principal de la Isla de San Luis; es una calle que me gusta mucho porque tiene crêperies y tiendas de lo más bonitas y curiosas. Hay un restaurante en particular que me encanta, se llama "Nuestros ancestros los galos", y que tiene en el escaparte una marmita y un jabalí.
Más fotos.
El sábado por la noche Paola y Alejandro nos soprendieron preparando la cena para todos: arroz con pollo al curry, la especialidad de Alejandro. Preparamos la mesa del comedor como si fuera Nochebuena ;), con el mantel color burdeos (super hortera, para qué negarlo) que compramos nuestra primera semana aquí y sacamos platos y vasos extra de la alacena. Fue una noche de la que nos ha quedado un muy buen recuerdo, aunque igualmente se me hizo raro ser anfitriona de mi propia familia.
El domingo llegó, y con él se despejó el cielo de forma que París lucía aún más bonita. Después de ver la Torre Eiffel, nos despedimos. Manu recibió un soplo de inspiración: "Siempre nos quedará París", dijo.
7 comentarios:
oiight q potito.......! xD
Y la plaza Vendome, la calle Fabourg Saint Honoré (ooohhh!!!), la Rue Royal... el Museo Orsay ( los impresionistas que me fascinan). Aún estoy saboreando el chocolate caliente en el café de la Paix y lo calentitas y a gusto que estuvimos las tres.
¡Qué risas en la estación de Chatelet cuando despedimos a los "chicos" rumbo a Le Bourget, al Museo del Aire y del Espacio, " Vuelvan por favor! ¡un placer haberlas conocido!, ¡ no me pierdas al niño! ¡no pierdas a papá!.
Que sí,que lo pasamos chachiways.
Ay, qué bonita la última foto :D
Masquerade, paper faces on parade... verás que ahora no me la quito en todo el día.
Te añado al RSS, que si no me suscribo luego siempre llego tarde a todos tus posts :S
Po sí ;" Siempre nos quedará París"
y después Roma y después...
Viajar, viajar, viajar, que gran tema parar hablar...
Pero por lo pronto quédate ahí que estás muy bien.
besos
Lo del Cafe de la Paix...previsible: conozcco bien el paño y, además, de tal palo, tal astilla.
Muy buena la coartada del chocolate caliente, pero no cuela.
¿Dió mucho el coñazo hasta arrastrarte hasta allí o se encontraron el café por casualidad?
Que recuerdos de aquel verano de 1979.
¡Menudos desayunos!
Por cierto, durante una de aquellas tradicionales siestas (con las que ni París pudo), me di una escapadita al Arco del
Triunfo a ver si conseguía localizar la ventana desde la que se supone que disparaba Charles Caltrop (Edward Fox) contra el General De Gaulle en la película "Chacal", mais.......nooooooon rien de rieeeeeeeeeeeeen......
¿Un sueño? desmontarle el palo a mi propio barco de vela y cruzar el sur de Francia a través del canal du Midi.
¡Croac!
A la rana: por alusión te recordaré que en el Café de la Paix nos tomamos (incluído tú) una enorme copa de delicioso helado , de lo más sabroso y refrescante en aquel mes de agosto.... y esta vez el chocolate caliente no fué coartada ¡si vieras qué pelete hacía!
En cuanto a tu paseo al Arco del Triunfo es que por aquella época ya tú tenías "er fútbol metío en la cabeza",y tu inclinación profesional estaba a punto de descubrirse para asombro de toda la family.
Bueno rana,leer tu comentario recordando aquel viaje ha sido un buen regalo de cumple, ejem, sí, ¡no me llama! ¡no me escribe!.. a ver cúando das el salto al charco en sentido contrario pues a este paso tendremos que ir a verte. Muchos besos
nos estamos convirtiendo en la familia blog, ya ni llamadas de telefono, ni sms, ni emails...todo por el blog de la parisina, o de la rana, o el de la diagnosticada de friki, o la del buen dia...
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