Mes chers compatriots,
el martes por la tarde Paola y yo fuimos a pasear. Habíamos presentado la exposé de Droit Public por la mañana y nos lo merecíamos. Dejamos nuestras cosas en casa y consultamos en el mapa el camino al Sacre Coeur.
Empezamos a andar por la avenue de l' Opéra y las Galerías Lafayette. En una calle encontramos la biblioteca municipal y cómo no podía ser de otra manera, entramos a hacernos el carnet y sacamos un par de libros.
Y así, seguimos caminando tranquilamente, disfrutando de la buena temperatura y el cielo despejado, sin saber que nos esperaban una serie de calles empinadas antes de llegar, casi sin aliento y por sorpresa, a la plaza de los artistas.
Nos encantó la plaza. Los pintores tienen su caballetes apretujados unos a otros, te miran sonriendo si te detienes a admirar sus obras. La mayoría de ellas eran auténticas maravillas, pero excesivamente caras. Me di cuenta de que un cuadrito de aquéllos alegraría mucho nuestras paredes desnudas, pero no estaba dispuesta a pagar 80 euros por mucho que me gustaran. En cambio, Paola y yo sí estuvimos dispuestas a dejarnos "semi-clavar" por un café y un crêpe sucré en una de las terracitas. Después de la subida, teníamos que recuperar energías.
Al fondo se distinguía la cúpula blanca del Sacre Coeur. Ya desde el último trecho del camino veníamos escuchando las campanadas. Es una Basílica muy bonita, impresiona tanto por fuera como por dentro. Es una pena que los laterales y parte de la fachada estén tan negros y descuidados en algunas partes. La vista de París desde el Sacre Coeur es también impresionante.
Aquí van las fotos de la excursión de ese día:
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